Morirás, irónicamente,
con la jácara en los labios
cantando unos versos ciegos.
De tus muslos no quedará
ni el polvo, de tus hechizos
ni la espuma, del cabello
ni las liendres...
Creerás en Dios
-por primera vez-
y habré de soñar
con la redención.
Poeta, dale tus cuernos
al dolor y baja la mirada
-una vez más-
ante el asombro
de este mundo
que no es sitio
para nosotros.
7 comentarios:
bonito poema.
es todo como una barca mansa y un verso muy largo, al mismo tiempo.
Muy buen escrito.. con tremendo final.
Un saludo cordial :)
Los poetas merecen una muerte digna y no morir una muerte doliente. jaja
veo que me has mencionado en las afinidades electivas. un honor caballero!
También yo creo en Dios y creo en ti.
Serás siempre mi poeta. ¡Qué me importa el siglo si en ti encuentro la salvación del calvario!
La Gobernanta.
los cuernos,
la espuma,
la boca, la rabiosa, esa.
lo que se festejó del tiempo,
la sobra, la sombra,
el siglo 20 menos 1, el destiempo,
la luz profana
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