¿Qué gato o huella soy que me conozco
las tiznes de la incertidumbre?
¿Qué lengua fue la pausa de quien
te dijo que la muerte era cosa de asfixia?
Ah, estoy silente de esquinas
y con la cal van llorando los dedos
en quien puse mi confianza,
mi “si yo te cuento…” mi “te juro…”.
Esperarme no basta.
Tienes que buscarme,
debes buscarme.
Bebes para buscarme.
Que yo sólo me entere de tu nombre.
Que sólo la palabra te quite las ganas
de sentirme cansado.
Que por fin me entiendas
cuando te digo que si te busco
es que estoy harto de rezongarme
con tu pañuelo en los labios
y que me duele la sangre y la saliva.
Que yo no lo sepa.
3 comentarios:
démosle un buen lingotazo a esa botella llena de palabras
"cuando te digo que si te busco
es que estoy harto de rezongarme
con tu pañuelo en los labios"
eres tan jodidamente gráfico que entre respiración y respiración encuentro espacio para imaginarme a mí mismo en tus palabras.
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