lunes, 12 de agosto de 2013

Hueco del mar

Vendrás a olerme los ojos
como cuando a los triángulos de luz
le quitas las espinas y ya no hay vértices
sobre los que apoyar tu deseo.
Dirás que mi única resistencia
es insatisfactoria como también lo es
la blandura que desprenden tus labios
o el efímero cartón que llueves
con lágrimas de entonces.
Yo abriré el mar
para encerrarme dentro.
Habrá unos brazos alambrando
la mentira para que a todas las horas,
solo y embebido por la noche,
vuelvas con otras manos
a vaciar la cisterna
que agarraste a mi cintura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

veo que sabes cómo abrir el mar, por favor, dime el secreto... que llevo tanto peso que temo hundirme, por eso, si puedes abrirlo, o enseñarme cómo flotar susúrramelo... que mis huecos me duelen desde hace tiempo... (leerte me serena, deja que lluevan más palabras tuyas), un abrazo fuerte, Miguel.

Álvaro Beltrán dijo...

Hay secretos que es mejor no desvelar, amigo Miguel.

Gracias por serenarte y por serenar este indomable espíritu salado.