jueves, 21 de agosto de 2008

Palabras en un ángulo agudo


La noche va pariendo mis lunares
en una sucia tarta de cumpleaños
que no llega certificada.
Yo siento tus huellas como un fósil
endemoniado en mis muslos.
Te beso la sonrisa,
con las manos temblándome en simulacros,
cuando el triste olor a puro
se ha vuelto
invisible. Por los ojos, me van naciendo
claveles que llegan a tu cuerpo
como cables insensatos.
En la cocina se han muerto las cucarachas
y no tenemos ni pan para llevarnos
a los bolsillos. Yo me siento tan inútil
que sólo me quedan los aviones de papel
empapándose las alas y describiendo sifones
para irse más deprisa.
Se sumen por el sumidero.
Busco un minuto por algún callejón
para que tu abrazo me patine en la garganta
y el frío mida sólo un centímetro.
Podría dejarte sin dientes si de tanto amor
uno a uno los arrancara y beberme ese
cuerpecito tuyo con cien volantes
dejando al aire mis palabras. Tuyo. Como
las ratas de los agujeros húmedos.
Como de nadie que dice nada.