lunes, 20 de abril de 2009

Té verde

Mis cuerdas están cansadas
de un chorro que no huele a nadie.
Entre las sábanas ya pestilentes de la mañana
se descubren las oraciones mal anotadas
y de tanto que nos creemos, somos parte
de una mortaja en errónea formulación.
Podríamos habernos robado las banderitas
-que como piezas íntimas nos colgaban
de las ojeras- o haberme dejado soñar
con todo ese mundo que tú consideras
perdido a ramalazos de podredumbre.
Pero cuando ya hemos vuelto a caer
en la sencillez de aquel hedor -porque
llamarlo amor te parecería poco cómico-
insistes en no dejarme tocar nada,
en jugárnoslo todo a oclusiones,
en parir gallos con corona.
Y tanto pedir, para luego iluminarme
con tu cadáver aún caliente
en la cocina del té verde.

lunes, 13 de abril de 2009

Cómic de sábanas

Desde que ese tic-tac tuyo se opuso a mis deseos
he dejado de arrojarme a la nada.
Salgo de paseo con las tiznes a cuestas,
acechando tu piel rojiza por entre las pestañas,
siguiendo el hilo que va desde tu sangre a
mi encéfalo. Dejarás de buscar
como yo también dejo de lado hacer la cama
los días de luto y un aire caliente
terminará por apretarnos la chalina
en un ¡ay! de boca espesa y amarillenta.
Solos, como quien deja la saliva
en otra boca bañada en menta, como
cuando recordamos la inseguridad
de una excusa, como si la piel
nos mudara cada segundo
-y no ser ya más-.