martes, 26 de enero de 2010

Un poema para ser leído en el tranvía

En estas cosas, Tula, debemos de ser
sólo el deseo de creernos necesarios,
que únicamente nos importe la preocupación
de estar frente -etnerf- a la humillación
como quien contempla un cuadro blanco.
No está permitida la burla porque
también la burla es conocimiento; y
el conocimiento tan sólo es la base de
todos los pretextos racionales.
Hay que mirar libre como un
"espantaralospájaros", con la seguridad
de que en el abismo del hueco no
se ensordecen palabras ni hay rumores
de gestos, cucarachas, litros de miopía,
ni tampoco paraguas que nos avinagren.
En todas estas cosas, las barreras de
la duda no existen, la ciudad no es más
si nosotros tampoco lo somos.
¿Para qué seguir agrandándonos
con la punta de los lápices si más turbias
-dos con nos- se han hecho las liendres
de estas pupilas ya óxidas?
Tula, en esto de reorganizarnos no es
nada sencillo darte por muerta.

2 comentarios:

Pilar dijo...

Yo tengo que volver a organizarme y tampoco sé hacerlo!

¿para cuando el del cuarto oscuro?

Anónimo dijo...

Si Girondo levantara la cabeza... Te hacía suyo.