viernes, 12 de febrero de 2010

Ponete

Así, ponete a la luz para que pueda olerte
-guano mío que das valor al círculo
donde desaguamos-. Pelirrojísimo habré
de girar en vos, muertito y relindo con
la voz rehilada, jugando al tan tan del
pequeño sonido del niño hambriento.
Has de saber que allá en Río ya no están
ni los mosquitos ni la fiebre de la que
pudiste prenderte pero en cambio
queda el recuerdo de Adelita con su
vestido de seda. Y los saludos con que
calmás mis instintos. Dejuramente,
ya hayan pasado los días y el olor tenga
forma de mujer, y el café turbio de la
plaza se habrá extinguido de mis ojos.
Pero en cambio, acá estás, al sol,
sin olerme demasiado, dándome
la espalda y repitiendo que somos
el principio de un mismo berretín
donde no todo lo que parece es de oro.

4 comentarios:

Pilar dijo...

que bien te va ese acentillo! :)

Pilar dijo...

http://temerca.blogspot.com

juan bello dijo...

no conocía a ese escritor. me lo apunto.

Sergio dijo...

oh mon dieu.

más lenguas.