martes, 25 de junio de 2013

Espiral

La delgada rosa de tus labios
no supo aún que hay manos de arcilla.
Con evitar la destrucción no evitabas
la sombra que regaban mis deseos
emergida desde la raíz oscura
que asola razón y muerte.
Yo te pedía más de mí
ensuciando el sonido
de todo cuanto no era,
repartiendo a manos llenas
la cal que dejó tu mentira.
Romper el agua es nada
si no tienes peces
a quien dar libertad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

piso de nuevo tu rincón, para decirte que leerte es como subirme a un submarino, cuyo viaje desearía que durase infinito... y más... me gusta leerte, me gusta que estés ahí, y quiero más... no dejes de escribir, escríbeme! gracias por echar gasolina al submarino...
Miguel