miércoles, 16 de diciembre de 2009

Soluna

Rubios los ojos y rubias las manos;
azul en la tangente de tus labios,
ya rubios,
con este miedo a la santa misa
de no vernos ya más.
Rubia pupila, mielecilla de niña.
Tristes furtivos los abrazos de frío
que salen del charco para enrabiarse,
enrubiados también,
y no llegan a tu memoria.
Rubia cáscara en tu piel rubia,
besos no vencidos ni conocidos
con una muesca de aire
por donde ventean las palabras
que han de ser vistas por ingleses
fastuosos.
Que de rubia frente no caigan
ni rosas ni desconsuelos,
rubia cosa pequeña de dientes
desconocidos.
Dime tan sólo qué rizo o risa
tienes guardada para la noche
en que yo venga a tocarte la mejilla,
rubia soluna de rubio melodrama,
para no en vano esperarte
con las manos vacías
sediento
cansado
soleado y rubio
con un montón de mitades.

3 comentarios:

Víctor Martínez dijo...

A pesar de no ser mi fuerte, no pongo en duda que no sientas y vivas todo lo que sale de ti.
A mí me llegas de otro modo pero me gustaría ser " receptivo" -como tú dices- en todos los ámbitos.

Te admiro.
Te quiero.

Ser paciente tiene su precio... dijo...

Una sonrisa pasó por mi lado
y hoy yo feliz de reír me he cansado,
líquidas oscuras, y ya consolado
vibran luciendo retinas, y apartado

blande la espada el deshonor,
dulces caricias del frío estupor.
Hieren a punta de lanza mi honor,
de amor terrible, abatido señor.

No quiere templanza mi corazón,
un caballero que no halla razón
en lágrimas tristes, mero pezón,

que cambia la cama por el amor
no tiene venganza sino dolor.
Triste de mí, también siento pudor.

Anónimo dijo...

Me fascina tu blog y tu manera de escribir.

Soluna de sol y de luna.