domingo, 23 de septiembre de 2012

No dejes


Tienes el pulso equilibrándome la sed.
Tarde o temprano las noches vaciarán
sus redes de grillos atormentados
para dar ortigas al sueño que los envuelve.
Dirás que tiemblo y que callo, que tengo
tantas rarezas como dedos, que asomo
la cabeza por la rueda de la inquietud
como una rápida tortuga para esconderse.
Vigilas el mar de algún beso
por si no tuviera suficiente el hambre
con esas torpes letras que alimento
de sal y a las que reinvento, a veces,
de su misma necedad.
No dejes que amargue tus ojos
ni que sulfate tu artificial llanto
o que tu llanto verdadero cuelgue
de sí mismo el peso de la tormenta.
No quieras verme necesitándote
ni mucho menos necesitando
decírtelo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

M enudas sensaciones que creas...
A trapan, me atrapan, me agradan...
G ran lenguaje, con magia...
N i te imaginas como 'algo' recorre mi espalda al leerte...
I ncluso por dentro, me remueves...
F atuo día tuve, llego y me encuentro con tus palabras...
I ncreíble adicción a tus textos...
C omo niño a sus juguetes...
O rdenas letras sin que me pasen de largo... gracias...

como dije en vertical y en mayúsculas:
MAGNÍFICO

un agrazo
y mil gracias

Miguel

Anónimo dijo...

donde están tus palabras?
entro a menudo para ver que tu silencio se ha roto, pero sigues mudo, y con ganas de que lo rompas, y me lleguen tus palabras
miguel

Álvaro Beltrán dijo...

Miguel, no sabes lo satisfactorio que es entrar en el blog -tras larguísima ausencia- y encontrar comentarios así. Hoy rompo el silencio, no sé por cuánto tiempo ni por qué. Pero lo rompo. Y espero que esté a la altura de lo que creo que puedo decir después de tantos meses.

Me parece increíble (pero "magnífico") que alguien pueda sentir semejantes cosas leyendo lo que escribo. No tengo palabras.

Un abrazo enorme y gracias a ti por no haber abandonado el patíbulo...