lunes, 14 de diciembre de 2009

Gitano del norte

Si tus ojos en mis manos estuvieran,
dieran de sí. Yo verte navegando
por entre los pliegues de mi sangre
-dura ya de estambre en cuerdas-
alzando con los nudillos mil torres
de poesía. Verso tú y verso yo.
Mejías o de igual verdor, gitano
del norte, que duermes en la noche
con dos velas encendidas.
Reptiles ambos del paladar amargo
que nos incita a poemas desgarrados
bajo capas de vinagre y espanto.
¿Para qué parirte si ya me has nacido
cien veces por los dedos
y otras cien por esta noche?
- Dígame usted de dónde vino
y por qué se llevó mis versos.-
Gitano, que de mis manos
no te fueras.

*Para Eneko por tantas "Capaz de verso" y por dejarme ser su aprendiz.

1 comentario:

Ser paciente tiene su precio... dijo...

Qué manos derrotan al tiempo en que pasan y pasan, y más aun pasan relajadas almas de desaliento. Qué dedos rasguean las faldas, por cada randa, por las cuerdas.

Cuerdos dedos, a tras manos encontrados, nudillos en la frente, falanges cortadas por el frío del corazón que tañen.

Bien nacidos tus versos, un patíbulo para saborear en toda la explosión de sabor que en él dejas.